Para lograr mayor eficiencia de los sistemas de cría es fundamental la sincronización entre las condiciones ambientales que promueven mayor cantidad y calidad de forraje con los mayores requerimientos nutricionales de la vaca.
Si bien a veces se tiende a seleccionar aquellas vacas que producen más leche para lograr mejor crecimiento de los terneros, esta semana se publicó una revisión (Mulliniks et al., 2020) donde se concluye que si bien esta práctica conduce a un mayor peso al destete, en muchas situaciones se incrementa el estrés nutricional de la vaca en periodos fisiológicos críticos, llevando finalmente a una reducción de la eficiencia reproductiva y/o a un aumento de los costos de producción. Además, también pueden ocurrir efectos negativos a largo plazo sobre la capacidad de producción de leche de la cría hembra. Los autores destacan que se debe tener en cuenta el potencial genético para cada ambiente de producción para optimizar la productividad y los costos.