Los caballos experimentan una variedad de condiciones ortopédicas del desarrollo, desde fisitis a osteocondrosis, malformaciones anatómicas o deterioros tales como deformaciones flexurales, colapso de los huesos tarsales, malformaciones o anormalidades vertebrales (Jeffcot, 2005). Antes del nacimiento, los factores que contribuyen son la genética, la nutrición y salud de la yegua, como así también la posición fetal en útero; mientras que la madurez al nacimiento, período de gestación, nutrición, ejercicio, traumas y genética juegan un rol luego del nacimiento. El crecimiento de un hueso sano y las EOD (Enfermedades Ortopédicas del Desarrollo) están dentro de las áreas más estudiadas en otras especies y han tenido también una considerable atención en equinos.
La yegua y el padrillo establecen la base genética para el potrillo, sin embargo, se ha demostrado en muchas especies que, aún durante el período de concepción, existe una influencia ambiental que interactúa con las señales genéticas, definidas por el estudio de la epigenética (o nutrigenética cuando se focaliza en las influencias nutricionales). De este modo, el estatus nutricional (condición corporal) y el aporte de nutrientes de la yegua deberían ser tomados en cuenta, especialmente cuando los potrillos tienen una alta tasa de crecimiento y maduración ósea en útero. Las tasas de crecimiento en potrillos son finalmente reguladas por la energía disponible. La sobrenutrición puede inducir un aumento en la producción de hormonas del crecimiento tales como factores de crecimiento de tipo insulínicos, que están implicados en una excesiva proliferación de condrocitos en esta etapa y pueden contribuir a lesiones de osteocondrosis tipo b determinando un crecimiento inicial rápido. Recientemente, se ha demostrado que la esclerostina (secretada por osteocitos e implicada en la regulación de actividad ósea) permanece elevada en potrillos con lesiones de OC que ocurren naturalmente así como en humanos con diabetes tipo 2 o sindrome metabólico.
El crecimiento óseo es un proceso biológico dinámico y no ocurre uniformemente a través de las placas de crecimiento, ocasionando áreas con irregularidades y pequeñas lesiones. Estas pueden repararse por sí mismas a lo largo del tiempo siempre que se dé un óptimo soporte ambiental. Si bien el último trimestre de gestación puede ser crucial debido a los altos requerimientos de energía en las yeguas, los incrementos en nutrientes deberían ocurrir desde los 5 meses en adelante, ya que a los 7 meses el feto contiene alrededor del 60% del total de los niveles de proteína fetal, Ca, P y Mg (Meyer y Ashlswende, 1976). Como siempre, ningún nutriente o factor de riesgo es independiente, sino que interactúan numerosos factores entre sí. Sin embargo, la sobrenutrición de la yegua (consumo excesivo de carbohidratos no estructurales provenientes de granos, semillas, leguminosas, concentrados, frutas y remolacha) debe evitarse y complementarse con ejercicio adecuado y niveles óptimos de minerales y vitaminas, así como de aminoácidos esenciales (especialmente lisina).
Fuente: Ellis A.D. 2017. Can good nutrition prevent DOD? Nutrition and Bone development. EEHE – Congress – Antwerp, 2017 by European Equine Health and Nutrition Congress