Los dos desafíos mayores que tienen los terneros al nacer son: adquirir inmunidad y alimentarse como no rumiantes.
El primero de los desafíos se logra a través del consumo temprano de calostro de calidad. El segundo se consigue a través de la ingesta de alimento líquido (leche o sustituto lácteo en la mayoría de los casos), el cual debe aportar la calidad y cantidad de nutrientes necesarios para que el ternero pueda mantenerse y crecer, mientras desarrolla su rumen.
Si bien la importancia del calostro en la adquisición de inmunidad en los terneros se conoce desde 1937, en los últimos años se han publicado avances respecto a momento, cantidad y calidad del calostro ofrecido, transmisión de enfermedades y sobre el uso de suplementos o sustitutos de calostro. Recientemente, además, se ha destacado el rol del calostro en el sistema endócrino, debido a su contenido de hormonas y factores de crecimiento, los cuales programan y activan el sistema digestivo y el tejido muscular.
Varios grupos de investigación han comparado los programas de alimentación líquida acelerada con los convencionales. En general, llegaron a resultados similares, logrando mejores tasas de crecimiento con mayores tasas de alimentación líquida. Sin embargo, surgieron nuevos inconvenientes relacionados al menor consumo de iniciador y menores tasas de crecimiento pos-desleche. Ante esto, surgieron los programas de alimentación moderada, para aumentar las tasas de crecimiento pero manteniendo el consumo de alimento sólido.
Información extraída de Kertz et al., 2017.