Las adaptaciones fetales a un ambiente materno advero están dirigidas a asegurar la supervivencia fetal inmediata (por ejemplo, mayor resistencia a la insulina, alteración del flujo sanguíneo para asegurar la correcta perfusión del cerebro a expensas de órganos menos importantes). Como estas adaptaciones persisten luego del nacimiento, el individuo está “programado” para estar adaptado a un ambiente que se asemeje a aquel de su vida prenatal. En el caso de que su ambiente postnatal inmediato sea diferente (por ejemplo
sobrealimentación post natal luego de subnutrición prenatal), el desbalance nutricional subsiguiente, a menudo revela la programación adversa, mientras que un manejo cuidadoso de la cría en términos de manejo nutricional puede ayudar a prevenir o demorar las consecuencias negativas de la programación fetal. La pubertad está acompañada de importantes cambios fisiológicos subrayados por muchas modificaciones epigenéticas, y puede ser considerado como un período crítico en el que las modificaciones del ambiente pueden inducir perturbaciones epigenéticas.
La programación puede ocurrir en varios estadíos del desarrollo. Hasta aquí, a pesar de que los datos iniciales se focalizan en enfermedades metabólicas, todas las funciones fisiológicas han mostrado ser potencialmente afectadas, aunque en diferentes grados.
Dependiendo de la naturaleza de los insultos nutricionales/ambientales, el momento en el que ocurren y el fondo genético del individuo, diferentes funciones y órganos pueden verse afectados. En los animales domésticos, en la medida en que los efectos más importantes puedan ser demostrados en casos de condiciones adversas extremas, estos efectos son más sutiles cuando las condiciones de cría son buenas. No obstante, la reproducción convencional y las prácticas de cría pueden afectar rasgos relacionados a la salud y
el desempeño deportivo.