En el último año, Cardoso et al. (2020) publicaron una revisión cuyo objetivo fue reunir toda la información existente sobre la formulación de raciones y manejo alimentario durante los periodos de seca, periparto y fresca.
Ellos sostienen que la mayor incidencia de enfermedades se da en el periodo de fresca, coincidente con el mayor balance energético negativo, las mayores concentraciones de ácidos grasos no esterificados y la mayor aceleración de la producción de leche. Y que la magnitud y duración del balance energético negativo, están relacionados en gran medida con el CMS.
A su vez, mencionan que las enfermedades del periparto pueden ser el resultado de condiciones ruminales adversas por consumo excesivo de grano en el reparto o posparto temprano, quizás agravado por una sobredensidad de vacas, estrés calórico, u otros estresores. Mencionan que otros investigadores han vinculado las respuestas inflamatorias a las alteraciones en el metabolismo, ocurrencia de enfermedades y problemas reproductivos. En este sentido, el uso de dietas de energía controlada y DCAD negativo puede mejorar el desempeño de las vacas durante la transición.
Hacen hincapié en el rápido aumento en la densidad energética de la dieta de frescas conducente a acidosis ruminal subaguda, lo cual a su vez, puede afectar el CMS y la digestibilidad de los nutrientes. Sostienen que para estimular la actividad ruminal y la masticación, es importante la forma física adecuada de la dieta, derivada del contenido de FDN de forraje o de la estrategia de mezclado de ingredientes.
Finalmente concluyen que, la formulación y entrega de dietas adecuadas que limiten el consumo de energía total para cubrir los requerimientos pero que a su vez provean un adecuado consumo de todos los otros nutrientes antes del parto puede ayudar a disminuir la magnitud del balance energético negativo luego del parto.