Panel de comportamiento y bienestar animal, presidido por la Dra. Jennifer Van Os. Reunión Anual Virtual de la Sociedad de Producción Lechera de Estados Unidos. 21-24 de junio de 2020.
Entre los trabajos presentados en este panel, el grupo de investigación de Jimena Laporta, de la Univ. de Florida, probó que el estrés calórico en terneros pre y pos-nacimiento tiene efecto sobre el patrón de comportamiento, promoviendo la termorregulación a través de la reducción del consumo, eñ aumento del tiempo de pie y la maximización de la superficie de contacto con el suelo al estar echados para promover la pérdida y reducir la producción de calor (Dado-Senn et al., 2020).
Desde la Univ. de California-Davis, Tresoldi et al. (2020) presentaron los resultados de evaluación anual de los efectos del clima y las características de los animales sobre la tasa de respiración. Encontraron que la temperatura del aire era la variable que más explicaba la tasa respiratoria, aunque recomiendan tener en cuenta también algunas características de los animales, como raza y categoría. Por ejemplo, por encima de los 25∘C, por cada aumento en 10∘C, la tasa respiratoria aumentaba en 14 respiraciones/min (-17 y 11 en terneros y vacas secas, respectivamente). Los animales de raza Jersey fueron más susceptibles a los cambios de temperatura del aire que los Holstein.
El equipo de trabajo del Prof. Sepúlveda-Varas, de la Univ. Austral de Chile presentó resultados de su estudio de comportamiento en función de la provisión de sombra a vacas lecheras en el preparto en una región templada. La ausencia de sombra provocó una reducción del tiempo de rumia y del tiempo de comida por día y aumentó el tiempo de bebida. Los autores concluyeron que la provisión de sombra es un recurso importante, aún bajo clima templado durante el verano.
Por último, en este panel, el grupo de investigación del Instituto Miner, liderado por el Dr. Rick Grant, evaluó los efectos de diferentes sistemas de abatimiento de calor sobre comportamiento.
Los días de THI>68, el tiempo en que las vacas estaban echadas fue 21% menor en tambos sin sistema de abatimiento de calor. Remarcaron los beneficios de la disponibilidad de ventiladores para las vacas paradas y echadas y de la provisión de agua fresca de bebida en cantidad suficiente para el enfriado de las vacas